Hemos tenido la suerte de conocer a mucha gente durante la enfermedad de Raúl; no solo desconocidos que se cruzan en tu vida, sino conocidos que te muestran algunos aspectos de ellos que no sabías. Una de esas personas se llama Miguel Angel; yo lo conozco del fútbol sala, es un gran aficionado y seguidor de nuestro equipo. Desde que se enteró de la enfermedad de Raúl no ha habido un solo día que, al verme, no me preguntara por él (y por la niña).
El tiene una faceta religiosa que, aunque yo no comparto, respeto profundamente; el año pasado me pidió una foto de Raúl para llevarla en el paso que él carga (el de la Virgen de la Amargura, de la cofradía de la Humildad y Paciencia en Cádiz).
Este sábado al finalizar el partido se me acercó (como hace siempre) y me dijo que si podía llevar a Raúl a ver el paso de la Virgen, que se lo enseñaría por dentro.
Así que, allí nos colamos el domingo y, mientras colocaba la foto y se preparaba para la procesión, le enseñó el paso por dentro. "El no entiende lo que significa esto para mí", es lo que me decía mientras se le escapaban las lágrimas, pero yo sí lo sabía, y por ese mismo motivo se me escapaban a mí también.
Dentro del templo le regalé una camiseta de la Fundación Carreras, le dije que si quería se la diera a la cofradía, cuyo hermano mayor estuvo muy amable al permitirnos hacer las fotos y colocar la camiseta en el paso para ello.
Ya en la calle una de las "levantá" fue para Raúl "para un niño que vive por la Gracia de Dios" como dijeron desde dentro del paso. Aprovechó para que volviera a ver el paso con los cargadores que lo saludaron, le presentó el niño a una señora, que iba de penitencia, y se emocionó profundamente al ver a Raúl (ya que sabía de él por Miguel Angel).
Dentro de lo malo de la enfermedad, encontrarte con gente como él es de las mejores cosas que te pueden pasar.
Aunque yo no comparto ese fervor religioso, no he dejado de agradecer a todos aquellos que nos han dado una imagen de algún santo, virgen... que lo hayan hecho y, quiero que sepan que siempre han acompañado a Raúl en las diferentes habitaciones por las que ha pasado (en una bolsa que colocábamos en su cama) ya que, siempre he entendido, que el ánimo con el que se hace ese gesto es con la mejor intención para mi hijo.
