viernes, 17 de abril de 2009

Marijose se viene abajo

Ayer, cuando vino del  hospital por la noche, Marijose no pudo contener las lágrimas y se puso a llorar. No solo porque ve a su hijo vomitando y llorando porque se vaya (“mamá no te vayas”, “te he echado de menos”, “estoy mimoso”…) sino también porque ella cree que cuando no está con él, la atención que le pueden prestar al niño no es la misma.

En Cádiz veíamos como las enfermeras se metían con Raúl a contarle un cuento, a ver un rato una película, a gastarle alguna broma (esto era en la planta y en la UCI) y eran muchas de las que estaban allí la que lo hacen (todavía recuerdo a Paloma tirada en la cama y Raúl encima de ella haciendo una pelea; a Pepi, que llevó a su nieto a la habitación para que jugara con él; a Manoli, nuestra karateka…).

Aquí he visto como han consolado a mi hijo después de ponerle una aguja, darnos ánimos a los padres, y sobre todo a los voluntarios de la AECC; todo esto ha sido en la planta. En la UCI una de las hematólogas sí se ha puesto a hacerle burlas y bromear con él, pero los demás van más a lo que es trabajo que a la parte humana. Al menos eso es lo que me cuenta Marijose, yo he estado poco allí, pero es verdad que entran, hacen lo que tienen que hacer y se van (en parte es lógico, estamos en un aislamiento) pero no vendría mal que mirasen un poco más por la puerta y no mirasen tanto los papeles que tienen fuera; eso es lo que preocupa realmente a Marijose y es lo que hace que se venga intranquila al piso, el niño está con vómitos, ya se le han roto tres veces los tubitos de las vías (parece que ha venido una partida mala… ¡pues cambiad la caja, que ya se ha tenido que pinchar dos veces a Raúl por esto!) y esto hace que se manche, que no llegue la medicación, y eso no se ve en los papeles, eso se ve entrando y mirando al niño (ni tan siquiera por las cámaras del ordenador). No ponemos en duda la profesionalidad del personal que atiende a Raúl en la UCI, ahí están los datos estadísticos del Reina Sofía, pero un par de detallitos de vez en cuando no vendrían mal; no quiero quitar con esto el mérito a los que sí tienen esos detalles, que también hay algunos que los tienen.

Haré todo lo que pueda para que mi mujer no se venga abajo, sin lugar a dudas es el pilar de nuestra familia, ha estado muy fuerte todo el tiempo de la enfermedad y, ahora que estamos más cerca del final, no voy a dejar que me la hundan (ya veré como lo hago, pero algo saldrá).

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